Y todo comenzó como si nada... [Parte 1]

13 de febrero de 2016. Son casi las 11 de la noche. Estoy cansado y tengo sueño, pero cuando la inspiración llama a la puerta, nadie puede permitirse dejarla escapar, y menos por unos minutos más de conversación con la almohada.
Ya suman 19 días desde que se publicaron los resultados de las becas FAO para USA, 19 días desde que mi vida dio un gran giro que, estoy seguro, no será en vano. Todavía hoy, tras más de 5 meses después de que mi aventura empezara (y lo que aún queda), me acuerdo de todo con tal cantidad de detalles que hasta yo mismo me sorprendo. Bueno, tampoco exageremos.
Situémonos en septiembre de 2015, solo unos días después de haber empezado el 4º año de instituto (¡y qué año!). Recuerdo cómo un día cualquiera, sin esperarlo para nada, mi padre me enseñó al volver de clase un recorte de periódico en el que se daban a conocer las becas FAO y se explicaba todo el procedimiento de elección de alumnos y ese tema. Como es lógico, leí la noticia como si no hubiera un mañana: al terminar, me dirigí rápidamente a mi ordenador a investigar y, efectivamente, di con ellas. Iluso de mí, tan emocionado, cuando empecé a leer: LA CONVOCATORIA PARA LAS BECAS ESTÁ CERRADA. Me quedé sin palabras, boquiabierto y petrificado. Nada habría definido mejor ese momento: mis esperanzas se hundieron.
Pasaron los días, ya imaginándome cómo mi vida seguiría siendo igual de rutinaria en el mismo instituto, pero no continuaría así por mucho tiempo. En octubre, una amiga de mi madre (a la que, sinceramente, le debo el estar escribiendo esto ahora mismo) le envío un correo en el que nos explicaba cómo se había enterado de unas becas para USA, y le recomendaba a mi madre que me apuntara, puesto que estaban muy bien. Al leer el mensaje, lo entendí todo: había intentado acceder a la convocatoria demasiado pronto, puesto que la que estaba cerrada era ¡¡la del año pasado!! Cuando vi que las puertas se volvían a abrir, no lo dudé un segundo. Rellené todos los formularios y conseguí toda la documentación necesaria para registrarme y, tras una semana de retoques y nuevas ideas que añadir, envié la solicitud. ¡Ah!, se me olvidaba uno de los dilemas que se me planteó: USA o Canadá. Cada una tenía sus ventajas y sus inconvenientes pero finalmente me decidí por el que más ilusión me hizo en el primer momento, USA. Y no me arrepiento.
No recuerdo bien si fue inmediatamente después de enviar la información o semanas después, pero en algún momento me llegó un correo en el que tenía que decidir dónde y cuándo hacer el examen escrito, la primera de las pruebas para acceder a la beca. Por supuesto, elegí Sevilla, el día 21 de noviembre al mediodía. Y llegó el día. Era en uno de los hoteles NH (dense por aludidos los #Amanciers ;D) de la ciudad dicha. Había gente de toda Andalucía Occidental. Revisé los papeles que había que llevar una y otra vez, pero no tardé en "palpar la desgracia": uno de los impresos que debía enseñar no era el correcto. Aun así, y menos mal, me dejaron hacer la prueba con la condición de que enviara ese documento, ya correcto, en diciembre. Total, la hice y salí bastante contento, puesto que no la vi demasiado difícil (¡no es por faldar!), aunque duró cerca de 2 horas.
Hasta el día 17 de diciembre no daban los resultados. Se presentaron cerca de 7800 estudiantes, seguro mejores que yo, y solo había 500 becas. Ansioso, llegó el esperado día. Me acuerdo que el día anterior le dije a mi padre que me llamara para decirme los resultados. Salían a la una del mediodía, y no recibía ninguna llamada. 13:15, nada. 13:30, nada. 14:00, nada. Ya estaba de los nervios, preguntándome cuál podría haber sido la razón de que no me llamaran. Recuerdo cómo mi profesora de historia me tranquilizó; estaba realmente nervioso. A las 14:45, salí del instituto corriendo, y esperé a que me recogieran. Pronto apareció mi padre: abrí la puerta del coche rápidamente y le pregunté qué había pasado. Las listas se habían retrasado y, como se tenía que ir, no las pudo mirar. Con una sensación de entre euforia y miedo, llegué a mi casa y lo primero que hice fue encender el ordenador para mirar si había pasado. No me lo podía creer. Mi nombre estaba ahí. Grité, salté, incluso casi lloré. Había pasado el examen escrito. Al momento, estaba llamando a toda mi familia, enviando audios de emoción por los grupos del instituto y planteándome que ya estaba un poquito más cerca de irme a USA un año entero, el sueño de cualquier adolescente.

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Comentarios

  1. Primero de todo, enhorabuena. Y lo segundo, lo que parece que es tu twitter no existe����

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    1. Buenos días, mi hermano se quiere presentar a la beca, cumple los requisitos pero con poca nota, podrias indicarme que notas tiene la gente? que nota media? El caso de mi hermano es un 7.9 y un 8 en ingles. Gracias,

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    2. Buenos dias!
      Por la nota no te preocupes! Entre los becados siempre hay variedad de notas, ya sea o todo 10 o muy altas o como las de tu hermano. Mientras que pases el limite exigido por la FAO no te tienes que preocupar de que eso te vaya a influir para mal.
      Desde aqui le animo a que vaya a por todas y se presente!!

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